domingo, 1 de mayo de 2011

24) EL CUIDO CON LAS ESPINAS





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Después la consumación:

La espina sin su rosa,
cuando el rastro del agua aún permanece sobre el fuego,
y la cruz sin su madero, y astucias como vieran ojerosos:


El orgasmo deprimente-cuaternario con los mitos,
los mitos poderosos que explican la costumbre,
la costumbre reprimida en su color que engendra inocente
la leyenda: ésa de los damascos como ombligos,
el vuelo de la garza, la trigresa en su dominio.


Deshojando mariposas y libélulas raquíticas,
la penuria de las primas y primicias:

Mojan sus colas y vértigos, que aguas desatan,
y temores aquejados de alacranes y jadeos en avances.
Túneles de ciertos bajo un sol de curare.


Si algo pudiera subvertir,
si algo pudiera explicar la desazón de relaciones,
burlarían en serio,
al amparo de rocas y tenebrosas camelias,
a pie juntillas los dulces olores perpetrados.


¿Es que alguien castiga el país en su demonio?


El encarnamiento goloso del toro primogénito,
el cisne decidido?:


La virginidad de Leda.
La camelia más fulgurante.
Los su dulce aceptación de los designios,
su confianza en el misterio,
una oveja pastando en las gradas ineptas,
las gramíneas confusas.


Cuando las + finas prendas terminan en ultrajes
o el perrito que ayudaron en su intento
en el barro lleno de rumores.


Lo feliz que gruñía la cochina
cuando el viento aún riza sobre el agua
y el vientre puebla su destino:


La Primera Piedra, el Muro y los Lamentos.





  
  

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