miércoles, 4 de mayo de 2011

(17) SEGUNDAS PARTES: A VECES FUERON INICIOS

   
  



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Para universales herederos, no siempre,
(salvo avispados en la costumbre del miedo)
del signo y de la espada, (también un trapo llamando
a degüello)
ya redundantes como cizaña seca que en yesca
ardía las almas,
la estigma ante la sabiduría comenzó inicios
venganzas y riquezas:
y el Verbo creó al navegante más sutileza original:

Cuervos ladinos     desdeñan las hojas del olivo.
Vino esperanzado  de orgiástica condena.
Desnudos               promovidos en sapiencia:
Reinician la costumbre de los signos del oprobio.
Y el ojo superior por sobre de las nubes
cuando rayos perturban la visión:

Palomas pirueteras       aseguran el designio
(nadie sospecha la fertilidad de los mitos
hasta cuando ya no son + que estorbo)
Parrandas tentadas        reiteran la caída
(siempre el rito inicia esoterismos verbales:
así las vírgenes sagradas se sustentan)
puesto que la culpa es la madre
moral
y su herencia como tropiezos de muslos y de velos:

El niño original
en medio sus hojas virginales
de un barro sospechoso de impurezas:

La culpa / la gran culpa / todo no es más que culpa:

(Pero esto es obsesivo, le gorjean desde sus óxidos,
por eso que los sueños te hierven de gusanos)

Remordimientos putrefactos en sospecha
de aquello que los arde y aterrora.
La mujer sojuzgada, no sea que comande,
o el mercado de segunda:
Arrepiéntete Ramera / fue, de la Sapiencia: la consigna

de los hábitos y velos.





   
  

(18) EL MEOLLO o El mareo?

   
  




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Desprendida es la carencia de rubores:
Impertérrita, no cambia su apariencia
como si la inocencia misma le guiara, / y fuera cierto:
La impúber heredera pudo ser la responsable?
¿Acaso alguien la sumerge en la conciencia
del viento primerizo?

Candor imaginario – herméticas las mejillas? –
surgió con hambre furtiva: sus harapos torpes y dorados.
Dotada bien, como rosa erguida en el desierto.

Más: el pendenciero relicario de menos
y otras volubles y voluptuosas razones o curvas
subrepticias en despliegue / como si
un escarabajo rodando su excremento indicara
más: que una velada razón de existencia:
Dotadas mal venidas / la fijación sinuosa
urgencias latentes y sus aromas: profetizaron
la transformación de la caza en ganado y su molicie.

Si bien sucumbió primeriza al sabor de la victoria,
envidias desatan a los 12, estaciones
de aventuras, la prima engreída, con el pandero
que comanda: Oh hijas del desierto / dejad
que dispense sus favores cuando ya dispuesta.

En la bucólica nubilidad, sólo su hermano,
solo, la campana encendida, la cualificante sapiencia
del miembro y mayorazgo, estupefacto heredó
con mérito de gracia: el derecho entre palmeras
y sus mieles.

El meneo original. Las razones mareadas por el mito:
La danza de esqueletos en la jofaina traidora /
su aroma esparcido desde bajo de la colcha.
Arañas vertidas en el brasero como espejo
símbolo de la sal y las bragas derretidas:
La transgresión delicada del más certero tabú
lo espeja turbio: Lo apreciaron, en los juegos de escondite,
tú y tu prima, y esas tardes de eucaliptos.

El humo empozado a ras de la ara provista
/ recordando la plegaria/ o la zarzamora en la roca estéril:
Esperanzas: olorosas
Resoluciones: de maniobras
Tácticas agobiadas: entre las hojas sin truenos:
no percibía ni una sola estación de felicidad
en ese verano con la prima:

Entonces dilo:

¿Cuál el plato de veladas babosas atractivas mayor pueda:
( La + imaginable y consecuencias?
– Sin tomar en cuenta soliviantar el mercado
por supuesto – )
Por las laderas mustias, o en el pique abandonado?
lo presienten a la salida de misiones, los yeanes
y las percalas en la competencia de azufres y delicias:
¿Acaso no tuvo comercios la serpiente?

Su prima avizorando la venida mientras perdíanse
a la quebrada en la sombra:
¿en la arboleda a la conquista del cerro diluido?
Instantes detenidos antes de la hora del silencio.
En la del té caritativo:

Supieron de la herencia de traiciones y ternezas:

Esa originaria:
Con las nubes y los ritmos maquillando como
invento al incierto en la dulzura: la mejor
de todas las alcohólicas bebidas y carencias:
así pregunten nada: la respuesta: el sueño
ya soñado: velada pesadilla como paraíso o zanahorias

o eternamente el centro y la resaca.








  

(19) COSTILLAS Y CARENCIAS

   
   



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Lo adivinan su querúbica primita
y la exhausta prima de su amiga
de convento o pálpitos premonitorios
y cansados.

Compartiendo moras           y chupones
un atardecer de resuellos     promesas y delitos /
delantales                 tras de aquel pino primero
celajes                      cuando el alero se cuida
manos nerviosas       en la noche del acuerdo
exploraciones
azoradas de la quebrada, en la ladera siniestra.

El estado de descuido puso en ella desconciertos.

Su padre primitivo    sus premuras,
lanzas                        el signo del oprobio
pendones al instante de la huida
su inconsciente de enredos;

más

cuando las primas extremadas
arrancan secretos desaciertos
secretas estelas          en la mirada del ángel
secretas lunas           ya convertido en demonio
o el nervioso denso olor del eucalipto

la autocontentación sofocaría, en el closet,
su originaria falta de ausencia y remolinos:

El salto mortal en la abominación
+ deliciosa,
como yerba buena en medio la batalla.
Concierto ameritado en competencia de durables.
Higuera lijosa de olvidos y carencias:


Ah las primas de tristezas y de lágrimas.







 
 

(20) MEDIOS HERMANOS EN LA X


  



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¿Qué dudas cabe o desborda
si perfumes, si resonancias,
embargan las quebradas de la Isla?

La serpiente fue el deseo caído
la sorpresa tras las hojas del acanto.

Los presuntos indicios de las genealogías:

El humo perfumado de impurezas en ascenso.
La sangre lasciva que desborda la intemperie.
Que derriba la carencia.
Los trigales, calcinados. Aquellos bienamados
en sorpresas.
La carne putrefacta.

Salto al vacío en el tercer patio o en la espera.
El intento de mérito abominado y gratuito.
El aroma vegetal, que rechaza y que se escurre,
y que las noticias esparcen.

Los hermanos que se odian.
Los hermanos que se aman.

Medios hermanos sudorosos de la misma inquina
verdadera.

Nube en cielo hermoso y claro,

donde la blanca garza remonta y se pierde.


Ambos pusieran el destino ineludible
sobre la misma media prima rigurosa.

En la rama de la higuera balancea la sapiencia.
Desnuda de colgajos. Un estandarte a todo tropo
sumergida de sudores.
Cubierta de mirra y algas rumorosas.
La alondra en el charco de los pinos.

En aquel tiempo de las hojas, ella misma aparece
como olores deleitoso o falsos aceites o cicutas.
Inferencia cierta de falsa perspectiva.

Contemplen a la Lucy,
y sabrán la repulsión de la conciencia
o el quebranto del continuo.

Oh la perfumada de serpientes. La incierta certeza.
Oh la primeriza y aromática. La intenue certidumbre.
Oh la culpa de lustre penetrado,
y de olvidos y de oros y de inciensos.

La caída.

El sin cuidos patriarca y la señal en el hijo de la bestia.
Su origen y destino. Las temerarias raíces:

Cuervos extasiados cruzan la quebrada.
Negras alas planean la conciencia del destino.

Sutil esencia de avutardas al vuelo.
Un aroma de cenizas y diamante.

La Roca de la Iglesia.