viernes, 29 de abril de 2011

(33) IMPREVISTOS y Reiteraciones


  



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Los ritos generosos / el recuerdo cifrado:
cómo nos la vida cambia y de la venganza
el trajín: Tanto como antro o covacha
gustan los soldaditos de plomo, o el silencio
compartido en esa la edad abierta al contacto
del olvido / sus amigos los espadines
de lata / las capas largas en juego
o en derrota los cuadros trofeos
la nobleza de la angustia
los sostenes robados durante el ruido
de la espera             o la caverna ahumada
su conocimiento      el fuego frío y tramposo
en asombro             el destino de sueños reblandecidos
la desazón               el socavo de la cordura
y certeza:                 la condena

piensa / mentira de potencia / de vida
la Marina Latorre ajena y dulce

prima de su prima:
Transparencias y colas relumbrando azoradas
venganzas o libidos:
el eterno retorno de las coles
murmura y traspasa
palabras y creencias anónimas

uñas                      en el juego compartido
                              con la prima favorita
mordazas               cuando la noche piadosa sumerja
tortillas                  insospechadas repulsiones de carencias
patria pirata           o la infancia que retorna
huesos negros       con el llanto de la prima predilecta:
                              metafísica de muslos / bragas
                              escapularios al azar:
Y todo promovido para la salvación de las almas

sus desventuras / sueños y cavernas.




  
  

(34) PASANTÍAS




   




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Entendió su inicio en emanaciones y reflejos:
asumiera los finales trinitarios
esas deliciosas sopas de orquídeas y muñecas
cruzara arduos terrenos / en medio
ciclos de ciclos, simples o ampliados
como si todo el poleo se confabulara
u ocultos o en desvelo.

Degustara los cuadernos del tránsito dicho
misterioso, al refrán de lo profundo,
mirando directo a la cruz del sur
sumergidos hacia la mitad de la parva
la murmuración supuesta y condenada.

Consumara la crítica prolegómena
ese aroma a mate azúcarcandia tostada
tan rotunda tan abarca tan metrópolis
oscuros pastizales estrellados y jadeos
volviera a manuscritos que en dudosa base
fecunden el + general de los entiendos
el retorno de boldos y zarzamoras
con uno que otro copihue entre los muslos

como en última instancia se reduce
a cruces que no renuevan, o estados perpetúan
coleópteros encabritados / luces de carburo:

Fetichista en su raíz menos onerosa
ese concierto de sonidos mal interpretados
erizando los cabellos a las muñecas juguetonas:
La historia aclarada con misterios humedecidos
los pabilos, las luces acalladas:
La atractante ideología más general
de ese inicio de prendas y penitencias:
dinosaurios exterminados por ratones.
Enunciara la vuelta al mismísimo comienzo
superando dalias y violetas.

Demuelen el muro.
Cesa la autocrítica.

Queda cesante.




   
  

(35) OBSESIONES

 









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La Gume cuidó tanto, y no siendo rosa
más bien desaforada camelia en la espesura,
pero tanto su cuerpo como pétalo para día de futuro
o templo (codiciado) del espíritu, y su risa:

cuadra          llena de murmullos al intercambio en el
parque         de espinas por delirios
o reserva      en días de escándalo y nostalgias
que en noches de escaseces compartidas
perdió el habla
la poquedad que diferencia:


Aun contiene los chillidos al nivel de sus rodillas.




La Gume, sola hija única y sola
de tristes solos hijos únicos y solos:
Como tabla a la deriva, durante ésa
la infancia rectora
cuando los almendros amargan la saliva de las primas
he ahí su drama:

Ni un primito que entrenase su cintura.





 
  

(36) RAZONES DE ESTADO

   




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A la Jackelin en sudarios la mueca gozó tanto
la estela favorita del supremo y su relajo
como si fuera destino la ceremonia y relamer
velones                    negros en anticipo de mortajas
                                esos potreros a la intemperie
                                esa búsqueda de seguridad y sosiego
donde deliras           probando hábitos como
espadines                 y otras delicadezas punzantes
                                así el acicate y su letargo
adormecen               postergando el aburrimiento, la deleitan / la serenan
pólvora y secretos / así máscaras extravía, o
colalesses dispuestos, esos mandos ocultos
esos conscriptos cual velos disponibles en las guardias
y soportar un sueño más de cada día.

Cuando la más extraña de las sonrisas a prueba
inició dos veces el intento de raíces:

la santa madre acogedora           extenuando perjurios
otra de llapa y precavencias       inmaculando albures
la tercera como vencida             olvidando torturas
porque ciertos sueños provincianos truchan
como universales en familia.

El primero, su intento en prueba paulatina uniformada.
El segundo, ni la prima de su prima lo supiera.
Y el último, el verdadero de la santa cofradía:
un estar en el asiento trasero a medianoche,
un delirio dedicado a la insistencia:

Al fin quién recordárale las cosas de su primo
 / o la esencia en los cuarteles del juego y el hastío.