domingo, 1 de mayo de 2011

(27( NO TENDRÍAN PESO, NI ESPECÍFICO, NI DEL OTRO

  
  




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Como rayo, cuando entendió la diferencia,
sereno en quejumbre, pradera y sutil nada,
ya no importa.
¿Acaso la moraleja? Acaso epílogo,
promiscuidad: la madre celeste en toda ciencia?
Por eso querubines?                y una disyuntiva
Por eso estiércol                      y una disyuntiva
Por eso grasa de caballos y meca de pequenes?

El contubernio explicativo, el ora pro nobis.
El jadeo indagante                   el sudor relegado
                                               el doler explicativo
                                               la soberbia del orgullo?

El original argumento de palabras que eternas
rosas tempranas o sostenes truchos / desvalidas
 atracciones
/ condones risueños? (ahora y en la hora)
es / fue / será                           a la hora del Introito
tanto da lo mismo que otro tiempo contuviera arados
porque los surcos pudren la semilla
y las florcillas sexuadas en los prados plañideros

una discontinuidad bienvenida
un támpax en mal uso
el gorjeo y acurrucos en substrato de parvas
estar con Edith para siempre:
La duración de la constancia, red
redonda de quejumbre      perfecta vid
piedra lumbre conmovidos / los celajes de las vides:


Para el explicante: su incierta realidad última
girar, girar en torno, velocidades en el paraíso,
desiertas, más quel rayo precavido
más que su regla sería pelo de camello:
El dulce pasar de la experiencia
como ergo descartante la mano quedaría muda
y volvemos al reparto
y volvemos al induje incautos a pensar magnolias
a pensar sueños de cunas y abalorios.

O la verdad no tiene placer / como lluvia inopotuna
no pesa azufres
toda delicia exuberancia en carroña perpleja
sería posible aceptar sería
quel imposible posea una carencia
una ortiga, esa sombra en los paqueret del averno?

Ana María también tú?
O tú y tú, al esperado clóset del castigo y las tarántulas?
Del chíclet compartido, o el jadeo tan oculto
la oscuridad subvertida?

Oh Mónica, te miro y no lo creo
buenos días mi enemiga
buenos días guerrera azucarada
buenos días este horizonte contigo
buenos días desconciertos

buena noches Soledad Sola
Lourdes Uribe creo que le llaman
ha llegado el tiempo original del rescate
la prenda henchida de tubérculos
esa expectativa que agita nuestro aliento corrupto
esa penitencia como centro de atenciones.

Y tu Edita, perdónalo, mas no tanto,
no sea quel tiempo se repita
y otra vez las rosas
y otras vez camelias

y otra vez oscuras: infectas las delicias del averno.






   
   

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