lunes, 2 de mayo de 2011

(22) LA SEGUNDA REMOLIENDA




22



Durante 40 ensueños,
durante cuarenta velas, y orgías de noche,
o duerme a saltos en acecho,
durante la tierra y solitaria y rencorosa y en espera.


La estereotipada promiscuidad de lombriz terca o viuda.
Muerta la penuria, ensalzada la queja.
Cuervos y palomas dorados despliegan estandartes.
Aparecieron suspicaces y en primera desgracia.


El flemático beodo después de tanto toc toc en la madera
pudo aparear la certidumbre.


El concupiscente parido y certidumbre.

A punto la barcaza de salmodia y certidumbre.

Siempre la certidumbre. Es Palabra ineludible.


Tanta búsqueda de zarzas inflamables,
odiosos y sesgados,
tanto destino alabado en escorpiones y culebras,

hincharon la panza de las bellas.


Pudrieron la verga ni que altiva y la cimiente
oscura, oscura,                              tanto, tanto.


En sus aleros espirituantes, deleitosos,
halcones rituales en el complot de las avispas.


El tedio en el averno.
Rumores.
Alas de cortejos.
Cálices para perpetuar la sed + exquisita.


Al primer síntoma de aguas celebérrimas
las desplumaron y ojerosos.


Seguros.
Con arcoiris y demases.


Desde aquel tiempo, de renovada esperanza,
preparan la segunda remolienda.


Sólo primas salvaran su deshonra.


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