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Entendió su
inicio en emanaciones y reflejos:
asumiera los
finales trinitarios
esas deliciosas
sopas de orquídeas y muñecas
cruzara arduos
terrenos / en medio
ciclos de ciclos,
simples o ampliados
como si todo el
poleo se confabulara
u ocultos o en desvelo.
Degustara los
cuadernos del tránsito dicho
misterioso, al refrán
de lo profundo,
mirando directo
a la cruz del sur
sumergidos hacia
la mitad de la parva
la murmuración
supuesta y condenada.
Consumara la
crítica prolegómena
ese aroma a mate
azúcarcandia tostada
tan rotunda tan
abarca tan metrópolis
oscuros
pastizales estrellados y jadeos
volviera a
manuscritos que en dudosa base
fecunden el +
general de los entiendos
el retorno de
boldos y zarzamoras
con uno que otro
copihue entre los muslos
como en última
instancia se reduce
a cruces que no
renuevan, o estados perpetúan
coleópteros
encabritados / luces de carburo:
Fetichista en su
raíz menos onerosa
ese concierto de
sonidos mal interpretados
erizando los
cabellos a las muñecas juguetonas:
La historia aclarada
con misterios humedecidos
los pabilos, las
luces acalladas:
La atractante
ideología más general
de ese inicio de
prendas y penitencias:
dinosaurios
exterminados por ratones.
Enunciara la
vuelta al mismísimo comienzo
superando dalias
y violetas.
Demuelen el
muro.
Cesa la
autocrítica.
Queda cesante.
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