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Con el tiempo
condensó, en palabras dos
sin recuerdos
comedidos,
sin fulgores, ni
esperanzas del orgullo,
católico romanas,
universalmente pueblerinas
des vergonzantes
primitas hermanas de su perla
la embustera.
Cochayuyos
espléndidos en Pellugüe
derramados y
diestros.
Esas negras
arenas y delicias.
Esas aromas en
el viento que no vuelvan.
Carismáticos
menesteres.
Olas de rumores.
Puñales en la barraca.
Vaciamientos de
tripas.
En pasillos y
pichangas de dudosas,
los capítulos 1 a 6,
alturas que no
asoman, ola desplomada,
del más genético
de los mitos.
El que marca y
troza, y confunde
y posesiona,
toma cuerpo en la imagen
vuela
se arrastra
nos macanea la
mollera, nos raja
Simas / o
atracciones tuertas / y soberbias
-Pecado
Original-
La + sublime de
las delicias
lo demás, paja
molida, pura paja.
Menudencias.
Muerte.
El Hado que nos
une
la rebelión que
nos separa
¿Establos
risueños?
Orgullo
comedido.
Senectud
caminante.
Genial
Cazabobos.
Paulinada.
(Cuando en
Maitencillo era la espera
del rito en los
disfraces)
Contubernio
esperanza en la huida de los mitos.
Noche de rocas
distanciados del apremio.
Ciénagas
tiernudas, si maestros.
Cueros
re-curtidos.
Paulinada.
¿Paulinada?
El Origen del
soborno y las lentejas.
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