jueves, 28 de abril de 2011

(37) VUELTA AL COMIENZO

  





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Mujer, no se atreven a escribir / los símbolos
vienen y van oscurecidos y su fulgor enceguece

o decir             como descifrando signos desatentos
o insinuar        desencubriendo mitos aletargados
                        en la caída de la tarde
aunque las graciosas rosas lo merezcan
aquello que debíamos
firmar
en los comienzos del tiempo de las claves
y amaneceres con sueño:

Las pichangas tan poco exaltadas lo reafirman
no bien disfrutaste la escurridiza palabra
el verbo subrepticio
ese renuevo de ataduras y carencias
(las subvertidoras delicadas primicias
a impedir el inicio de la noche
deciden la tormenta)

comenzaste dudosa por temor de madrugadas
o como lluvia repicando fuerte y ahogando los gritos
a más delirio y consecuencias
en la diversión de la costumbre y los cardos de la infancia
aquel cemento de amorosas carencias:
que te irás a tu cielo con sus primas
y él iría a tu infierno sin la Edita:

cubierto de calzones    en el entorno de su aura
o colalesses                 donde domesticar los hábitos
feraces                        labios mayores
y menores dudas         brotadas en la consiga:
Nada.
Porque hacia nada es la partida.

Y sin embargo
aún pasan las avutardas de la infancia

por el curso esclarecido de la tarde.




   

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